Patricio Bunster:Una ventana hacia nuestra historia
En 1956 un joven coreógrafo del Ballet Nacional Chileno, llamado Patricio Bunster estrenaba su primer ballet, Bastian y Bastiana, sin saber que luego de éste vendrían a lo largo de su historia más de 25 obras y que su nombre sería reconocido en Latinoamérica como uno de los coreógrafos más importantes de la corriente americanista, volviéndose además en un modelo para la danza nacional.
Han pasado casi cincuenta años de su primer estreno y su trayectoria recoge en esas cinco décadas no sólo la experiencia académica de sus maestros, Uthoff, Jooss, y Leeder, sino que además existe en ella toda una filosofía de vida que se fue moldeando y enriqueciendo gracias a las distintas realidades sociales, políticas y culturales que recorrieron su vida, las que él se encargó de observar y plasmar en sus obras. Sus ballets se presentan hoy ante nuestros ojos, como un libro abierto, donde se pueden leer los distintos discursos que motivaron su creación y comprender su visión del hombre y de la sociedad, pasando además por temáticas que son parte de nuestra memoria. Calaucan, fue en 1959, su carta de presentación en la escena nacional e internacional, en ella se exhibió el nacimiento del hombre americano y su lucha contra la conquista europea, inspirada en los versos del Canto General de Pablo Neruda, presentando como mensaje el renacer de aquellos que lucharon por su tierra y su libertad.Con el tiempo para él, fue necesario plasmar toda la vivencia social y política de la que fue testigo y protagonista a finales de los sesenta y principio de los setenta, aunque la realidad después de 1973 era bastante distinta, el Golpe Militar se encargó de que esta experiencia pasara a ser sólo un recuerdo. Pero para el coreógrafo esto se convirtió en una remembranza que debía trascender en el tiempo y desde el exilio, en Alemania, se encargó en 1975 de montar el ballet A pesar de todo, donde quedó de manifiesto toda esa experiencia; los trabajos voluntarios, la imagen del joven combatiente, la revolución y junto con ello el dolor de la muerte, del exilio y la deseada esperanza. Tui Sum o de Ti Soy fue montado en 1980 y es uno de los últimos ballets que montó Bunster antes de volver a Chile. La música es de Carl Orff, basada en la poesía erótica de Catulo, poeta romano, quien dedicaba sus versos a su amada Lesbos. En este ballet se encarnó a la seducción como personaje principal, juegos de sensualidad que son danzados como si fueran parte de un ritual ofrecido a Baco, existiendo una belleza en el lenguaje de los cuerpos desnudos que danzan en torno al macho cabrío. Estos cuatro ballets son sin duda una muestra de la diversidad de su obra, y de la riqueza de su trabajo, como también los frutos de una técnica de creación propia, que el mismo se ha encargado de formular en el tiempo y que hoy lo consagran como uno de los primeros coreógrafos chilenos capaces de trascender con un método creativo, el cual a pesar de tener sus bases en las corrientes de la danza moderna europea, (principalmente de la danza expresiva) han logrado tomar tonalidades propias y nacionales, siendo quizás el primer intento por establecer un modelo dentro del lenguaje de la danza chilena, el cual además se mantiene vigente hace 20 años gracias a sus enseñanzas, las que perduraran por siempre en la escuela que dirige. Asimismo estas obras son parte de una antología de ballets, que serán remontados gracias a un proyecto FONDART de excelencia, en el Centro Cultural Matucana 100, desde el 22 al 31 de julio, a las cuales se sumaran; Poema XV, Cai cai y Ventolera, mezclando el pasado con sus obras más actuales. Un espectáculo que sin duda es una ventana a la historia de la danza de nuestro país.