Good Bye Lenin.

La película del autor Kathrin Sass Es una verdadera muestra de cómo poder eliminar la realidad.
Eliminar la Realidad desde la perspectiva de crear una nueva, lo que nos gustaría. El ejemplo que nos entrega la película. Incluso se puede interpretar como una muestra de amor de un hijo para su madre. Donde el primero pone todos los esfuerzos para que su Madre viva en la realidad que poseía antes de caer en coma. Es triste pensar que las cosas son como uno quisiera, que de todas formas y a pesar de todos los esfuerzos no se pudo lograr, por que se nos fue de las manos… no sé, o quizás eso ellos piensa. Quien puede asegurar que esta es la realidad, que detrás de mi siguen existiendo los mismos objetos que visualice hace un minuto, que detrás de esa puerta existe la misma calle, en fin que la vida existe.

El largometraje nos presenta ese acto, el de hacer creer que nada ha cambiado, que todo va incluso mejor, que nuestra patria se fortalece, que nuestra gente posee su conciencia de clase, y que ellos no tienen escapatoria. El Socialismo es un hecho.

Yo me imagino que las personas que vieron por sus televisores en nuestro país a el palacio de la moneda en llamas y que tenían sus convicciones claras con respecto a un mundo diferente, habrán querido que solo se tratara de una escalofriante película, o aquellos que sufrieron los allanamientos en sus hogares habrán sentido que todo era una estúpida pesadilla, pero No, era el fascismo en persona.

La película nos puede dejar como enseñanza que en “realidad” no se debe tener miedo a la “realidad”, sino al contrario debemos combatirla, asumirla para cambiarla, que de todas formas, desde las más diversas, la verdad, se descubrirá.

En síntesis, nos presenta un estado poco habitual, con una presentación bastante acertada con respecto a los hechos históricos, nos entrega un conflicto crucial, una estrategia ha seguir, y a una madre que vive su propio y anhelado mundo.

Ensayo de lengua y sociedad.

Raúl Zurita, relata la furia del Fascismo.

Raúl Zurita, poeta de nuestro país, nacido en la ciudad que más quiero, como la es Valparaíso, y además ciudad donde se inició el detestable periodo histórico de Chile, causante tal vez de la inspiración del poeta con pluma restringida.
Canto a su amor desaparecido ( 1985), da ha conocer a una cierta elite intelectual, de forma implícita el dolor, sufrimiento, e injusticia que caracterizaba aquel entonces. Un estilo confuso, desordenado, de palabras desgarradoras, poco entendible, incluso a veces absurdo, lo anterior no solo caracteriza el texto del premio Nacional de literatura sino también al país de aquellos años. Un régimen, que quemó literatura en las calles, que persiguió a los lectores de está, que fue capaz de borrar material preciado para nuestro patrimonio histórico cultural y moral, que hacia evidenciar sin vergüenza el retrazo intelectual de nuestro pueblo, con un presidente que ni siquiera sabia la nacionalidad del ideólogo de la doctrina de sus “peligrosos enemigos”, con militares que destruyeron textos del cubismo debido a que aseguraban que provenían de la isla de Fidel, en fin escenas, y escenas absurdas que se refleja, en la absurda pluma de Zurita, en su travestismo como narrador, en sus actos como auto flagelante, etc. Los derechos Humanos, ese conjunto de palabras que nos parece tan extracto, es un anhelo de respeto, de práctica, que es adherente al hombre virtuoso, y que el capitalismo salvaje es capaz de violar sin ningún arrepentimiento, no-solo los violó matando y desapareciendo tantos y tantos compañeros que tenían el delito de soñar con un Chile democrático y con justicia social, ( y además de figurar en las listas de militantes de los partidos políticos opositores al régimen), sino también en violo los derechos humanos creando las políticas de mercado, creando el estado con minúscula como diría Marco Antonio de la Parra en su libro “ manual para entrar al siglo XXI, privatizando los recursos esenciales de bienestar público, donde violaron los derechos humanos de los que vivieron en esa época y tamben, A nosotros a los vivimos en esté país que funciona aún de cierta forma con las políticas de la dictadura, donde nosotros, los hijos de la dictadura pertenecemos a una de las naciones más neoliberales del mundo, y donde todo eso, nos significa, el simple acto de no poder comprender lo que nos quiere decir Raúl Zurita en su obra, Canto a su amor desaparecido. Quizás por eso mismo, por que para muchos nunca se les desaparece ese amor... por que nunca lo han tenido. Yo lo único que puedo decir, es que al menos, el tener el sueño, nos conduce en el camino de encontrara ese amor desaparecido... El sueño existe.